Un texto es una composición de signos codificado en un sistema de escritura (como un alfabeto) que forma una unidad de sentido.

También es un conjunto de oraciones agrupadas en párrafos que habla de un tema determinado.

En otras palabras un texto es un entramado de signos con una intención comunicativa que adquiere sentido en determinado contexto.

A fin de agrupar y clasificar la enorme diversidad de textos se han propuesto tipologías textuales. Estas se basan en distintos criterios como la función que cumple el texto en relación con los interlocutores o la estructura global interna que presenta.

Se ha hecho muy común dividir los textos por el predominio de características:


Narrativas

Descriptivas

Argumentativas

Expositivas



APRENDEMOS A ESCRIBIR TEXTOS

Cómo escribir una carta


Escribir una carta puede ser una actividad bastante más complicada de lo que parece a simple vista. Requiere un importante esfuerzo de concentración, conocimiento de la persona a la que la carta va destinada, y ciertas habilidades de comunicación.

Sea cual sea el tipo de carta que debemos escribir, es de vital importancia tener claro qué deseamos comunicar antes de empezar la redacción. La carta no debe entenderse como el reflejo escrito de una conversación hablada -en la que tienen cabida las redundancias y la falta de estructura- sino como lo que es, un texto escrito que -al igual que otros- requiere de una estructura comunicativa determinada, generalmente, constituida por una introducción, un desarrollo argumental y una conclusión, cierre o despedida.

Como texto que, además, tiene un destinatario fijo, la carta debe contar un objetivo o serie de objetivos claramente determinado. No podemos permitirnos divagar, a menos que estemos escribiendo un carta personal. Nuestro destinatario querrá saber en el menor tiempo posible quién le envía la carta y qué desea comunicarle, y por lo tanto debemos cultivar la precisión y la concisión.

Además de todo lo anterior, en una carta -especialmente si es una carta formal- debemos cuidar la presentación del mejor modo posible. Del mismo modo que cuidaríamos nuestra imagen personal, nuestras palabras y nuestras modales de presentarnos en una conversación formal, hemos de prestar atención a nuestra caligrafía -si la carta es escrita a mano- y, por supuesto, a nuestra ortografía y a nuestras capacidades redaccionales. Cuanto mejor sea el estilo del que hacemos gala al escribir, mejor imagen crearemos en nuestro destinatario. Debemos ser, asimismo, muy cuidados con los errores ortográficos y gramaticales: una sola falta puede echar al traste todo el trabajo de comunicación.

Si escribimos la carta a ordenador, cosa bastante usual, es importante cuidar la presentación en función del destinatario. En una carta formal debemos evitar el uso de tipografías demasiado informales o infantiles, así como hacer cualquier tipo de experimentos con el color, o variar demasiado los tamaños de los caracteres. Es mejor optar por un estilo estandarizado y formal.

Si la carta es corporativa y el emisor está efectuando la comunicación en nombre de una empresa, es preciso añadir, además del nombre y apellidos del emisor, un membrete -en la posición superior- con la información de la compañía, en la que puede figurar también su imagen corporativa.

Y en cualquier tipo de carta es imprescindible incluir una despedida cortés, emplazando a nuestro destinatario a futuras comunicaciones.